EL RUGIR DE TU PLUMA EN UN LATIDO

 


Esta misma mañana
recordaba tus versos leídos,
la calidez de imágenes conseguida
y esos pétalos bordados en las maderas
donde grabas la visión muy a menudo.

También una hermosa aurora,
luz anaranjada y somnolienta
cómplice del latir emancipado de la luna
y de ese sol loco y aguerrido
despuntando alegre a la vida, mariposa azul
sobre tierna rosa...

No sé como explicarlo, cada aparición
ante mis ojos como anécdota rutilante.
Allí del otro lado vive el fondo amanecido
consecuencia prevista de tu raíz entre
las sombras del vientre enardecido de la tarde.

Creció de pronto el silencio,
yo crecía con él ensimismada, absorta
sin querer dejar de sentir aquellas caricias
de tus letras,
cerré el pensamiento para sentir tu vuelo prolongado
sobre los ojos del alma, esos permanecían abiertos.

Cada instante irrumpe palpitando,
eco interior que agónico bajo la voz del aire
se adormece,
mientras se oye el rumor de tus pasos en la sala
y el leve rugir de tu pluma en un latido.




Carmen – Octubre - 2006.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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