HECHIZO

 



La imaginé hecha espuma,
su piel luz de cien soles.
La vi…¡estoy tan seguro!...
salía de aguas inquietas
amansadas al instante
a la vista del conjuro.

Traspasaba su mirada
como un hechizo de vida.
Me arrebató de la muerte,
¿Cómo podría morir
si la razón de mi existir
no era ya cuestión de suerte?

Ningún mar había cerca,
tampoco lagos ni ríos.
Agua... hilos de seda
bajaban de las montañas,
cruzaban por las veredas
perdíanse entre las cañas
y sin hacer ruido apenas
rodeaban las cabañas.

Entre la arboleda estaba,
con mil soles sobre el vientre
ciñéndole la cintura
y jugando por su frente.
¿Sería aquel el hechizo
que uniendo dos corazones
vagaba entre la bruma
sin atender a razones?

Agua... no había ninguna
ni yo recibía sus dones.
La espuma no era espuma,
el brillo no era de soles
y el deseo solo era un sueño
que se cubría de flores
mientras mis ojos, chiquilla,
se me llenaban de amores.


Joaquín Pérez de la Blanca y Vida.
3-noviembre-2007.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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