ESA ROJA LUZ DE NUESTRO OCASO

 



Quisiera ser la luz de tu desierto
y lluvia, dulce amor, que riegue tu alma;
azul brisa, rosado viento en calma
y en noches de desvelo, día cierto.

Es mi alma, roja sombra que camina
del sol al horizonte, tan oscura
que marcha con la muerte a la cintura
y un cierto resplandor se le adivina.

La cuesta de la vida que no vemos
y que ambos descendimos tan unidos
subimos ya de vuelta paso a paso…

Si llega el desenlace que tememos
dejando al triste mundo, ya sin ruidos,
tendrás también mi amor en el ocaso


Joaquín Pérez de la Blanca y Vida.
25-octubre-2007.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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