LA ENVIDIA

 

 


¡Del bien ajeno nace tal tristeza!
deplora no lograr que su intelecto
alcance y produzca ni por defecto
lo que otros consiguen con sutileza.

La envidia se avista como amenaza
del que considera casi perfecto
al no reconocer su valía y efecto
produciendo repulsión y fiereza.

El rencor frena ver sus cualidades,
el celoso no soporta admitir
del envidiado sus habilidades.

Consiguiendo la empatía sin fingir
y ponderando sus capacidades
superará la envidia sin sufrir.


Sábado, 25 de marzo de 2006.

Carlos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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