Podría parecer que hoy en día escribir de política, no siendo político ni periodista, es como predicar en un desierto. Lo sé y no por ello voy a dejar de hacerlo a mis cortas luces y sin pretenciones, por cuanto mi objetivo, mas que convencer a nadie, es perfeccionar mi redacción haciendo comentarios a lo que oigo, veo o leo en prensa radio y televisión, bajo el punto de vista de mi propio criterio. La parcialidad o imparcialidad de cada cual respecto al pensamiento sobre las circunstancias actuales y sus posibles consecuencias, es siempre algo muy subjetivo que nada tiene que ver con el resultado final de los acontecimientos que solo puede discernir el futuro. No pienso constituirme en profeta, mas ello no quita que no pueda patentizar mi pensamiento de alguna manera, aunque no sirva para nada. Reconozco, no obstante, que llevar la contraria a los criterios de un Gobierno en circunstancias parecidas a las actuales, puede resultar peligroso, llegada una situación de enfrentamientos, tanto en democracia como en dictadura.
Este pais que hoy cuesta llamar España siempre estuvo dividido políticamente en dos bandos. Y sigue estándolo. Aunque no lo parezca, aunque las pasiones permanezcan en calma durante períodos de tiempo, puede llegar el día en que éstas se desborden por culpa de los acontecimientos. Y empiezo a no ver claro el futuro cuando tanto empeño ponen nuestros gobernantes en hacernos creer que aquí no pasa nada, porque la política, entre otras cosas, es el arte de ocultar la realidad cuando ésta no interesa ser reconocida por quienes mandan.
La actualidad política es apasionante. Dos autonomías - Euskalherría y Cataluña- mantienen un frente abierto en busca de su independencia cara al resto del Estado, sin que los ciudadanos de este pais sepamos a ciencia cierta las verdaderas intenciones de un Gobierno comprometido en exceso con los nacionalismos cuyo principal y último objetivo es la independencia. Cuando, al parecer, este Gobierno, valiéndose de un vulgar delincuente, intentó mancillar la honorabilidad del magistrado del Tribunal Constitucional que mas defendia la inconstitucionalidad del Estatuto de Cataluña en el recurso contra el mismo pendiente de resolución en dicho alto tribunal, para desprestigiarlo ante la opinión pública valiéndose de sus mas allegados medios de comunicación, y cuando el Sr. Ibarretxe mantiene chulescamente su deseo de autodeterminación en el Pais Vasco, ¿qué puede esperarse respecto al concepto de unidad territorial de la nación española?... Nada bueno, por cierto. Pero si estas cosas ocurren en el contexto de una crisis económica, que lo es realmente aun cuando el Sr. Zapatero y el Sr. Solbes no lo reconozcan, peor todavía.
Podrá decirse que la crisis económica actual es de carácter general en el mundo, como consecuencia del alza del precio de los combustibles fósiles por exceso de demanda en todos los paises. Pero es que a España este factor la afecta mas que al resto de Europa, porque su dependencia energética del exterior, por falta de una política previsora y eficaz de todos los gobiernos anteriores, incluido el actual, nos pone ahora en desventaja.
La crisis en el sector de la construcción, que no ha hecho mas que empezar, con su indudable repercusión en otros muchos sectores de la economía, genera un paro en constante aumento. El alza de los precios al consumo, la inflación, el Euribor, el déficit exterior que no es mas que la consecuencia de la falta de competitividad de nuestros productos en el extranjero, pasarán factura a la política de nuestros gobernantes que serán los últimos en notarlo porque vivirán expléndidamente mientras quede un euro en las arcas del Estado, a diferencia del resto de los ciudadanos que seremos quienes mas lo sufriremos.
Ya han empezado las protestas masivas. Sectores como el de la pesca, el transporte y la agricultura, dependientes del gasoleo, ya le piden soluciones urgentes al Gobierno. ¿Cuanto va a durarle al Sr. Solbes el superávit de que tanto alardea?. Y cuando este se acabe ¿no echará mano al fondo de pensiones y a los depósitos bancarios, si fuera necesario, para aguantar lo que se acerca, si antes no se ha ido?
Préviamente, todos los de a pie, de derechas y de izquierdas, tendremos que soportar la subida de impuestos generales, además de la de precios al consumo, para la propia sostenibilidad de las instituciones político-administrativas a nivel estatal, autonómico y municipal, sin cuya funcionalidad estaríamos irremediblemente al borde de la anarquía. Y lo peor es que la solución a estos problemas, según los expertos en macroeconomía, solo podría venir mediante un aumento de la producción basada en salarios dismunuidos o, cuando menos, contenidos. Todo lo contrario de lo que la gente pide y necesita.
Menos mal que en este pais gran parte de la población, como hipnotizada, mantiene la cabeza bajo el ala y todavia no apercibe lo que se nos viene encima. ¿Qué pasará cuando tenga que sacarla aunque no quiera?
Pan para hoy y hambre para mañana parece ser nuestro futuro. Pero también yo puedo estar equivocado. Ya lo he dicho al principio de este escrito. Solo es una opinión subjetiva.
Saludos
Avidad
_________________ la felicidad puede ser la resultante de la verdadera concordia entre nuestra fortuna y nuestra forma de vivir
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