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Amigo Abraham:
He leido atentamente tu mensaje. De una parte, me alegra que hayas aparecido por el foro cuando algunos te echábamos de menos, y por otra, me entristece la historia que nos cuentas, y creo que haces bien al contárnosla. ¿Por qué ocultar nuestras penas o alegrías?.
En mis tiempos de niño, cuando todavia no existía la television y apenas si habia algún coche, yo recuerdo a mis padres sentarse con sus sillas, por la noche y al frescor, en la acera de la calle, charlando de sus cosas con otros vecinos. Los humos y los ruidos callejeros del ambiente y la dichosa televisión entontecedora de las mentes, han refugiado ahora a las familias dentro de sus casas hasta el punto de que apenas conocemos al vecino de enfrente. Menos mal -como dice Ana en su último mensaje- que a través de esta ventanilla del ordenador podemos sentir el contacto alentador de algunos amigos aunque sea en la distancia.
En tu historia se observa ante todo tu hombría de bien, pues a la par que compañera, ayudaste a aquella chica, Nury, en dolorosas circunstancias . Tú, ella y vuestros tres hijos, por igual, formais ahora una familia que debe entrañar en Nury y en tí un sentimiento de responsabilidad hacia el futuro capaz de desterrar para siempre el recuerdo del pasado.
No le des mas vueltas al asunto ni te empeñes en atormentarte tu mismo. Trata con cariño y esmero a tu Nury porque ambos os necesitais para salir adelante con vuestra prole. Lo demás son zarandajas. Olvidate del pasado y afrenta el futuro. No pierdas la alegría de vivir, que ya es mucho, por muy empinada que tengas la cuesta arriba.
Abraham, este es el mejor consejo que puedo darte a través de esta dichosa ventanilla.
Cuenta con un amigo.
Un fuerte abrazo para tí y un beso para tu Nury y tus niños.
Avidad
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la felicidad puede ser la resultante de la verdadera concordia entre nuestra fortuna y nuestra forma de vivir
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